Hace apenas unos años, la creación de contenidos era un terreno exclusivamente humano. Redactores, diseñadores y creativos desplegaban sus habilidades para generar piezas que conectaran con las audiencias. Hoy asistimos a una revolución que está reconfigurando todo este territorio: la irrupción de la inteligencia artificial generativa.
Cuando algoritmos y creatividad se dan la mano
La creación de contenido siempre ha sido esa extraña alquimia donde análisis y creatividad se entrelazan. Esta (¿amenazada?) combinación fue el espacio natural de profesionales que dominaban ambas dimensiones: entender los datos y transformarlos en historias, imágenes o experiencias que resonaran con la audiencia.
Lo fascinante de la IA generativa es precisamente su capacidad para operar en esta intersección. Herramientas como ChatGPT, Claude o Midjourney han demostrado que pueden analizar ingentes cantidades de información y generar contenido sorprendentemente humano. Estamos ante herramientas que no solo procesan datos sino que los transforman en narrativas con sentido. Ahí viene la sacudida.
¿En qué fase estamos realmente?
Es fácil dejarse llevar por el entusiasmo tecnológico, con infinidad de posts en LinkedIn alabando las bondades de dicha IA generativa (y a menudo por personas que no son precisamente los heavy users más afectados), pero conviene hacer un diagnóstico honesto. La IA generativa atraviesa una adolescencia prometedora: muestra habilidades impresionantes en ciertos contextos, pero mantiene limitaciones evidentes en otros.
Donde la IA destaca:
- Generación de contenido informativo a escala: Un gigante como Amazon utiliza IA para generar automáticamente cientos de descripciones de productos para su catálogo. Cuando llega un nuevo lote de 5.000 productos, en lugar de tener redactores escribiendo cada descripción (lo que tomaría semanas), la IA permite generar todas las descripciones en cuestión de horas y (ahora viene lo mejor) manteniendo un estilo consistente.
- Adaptación de mensajes para diferentes formatos: Un banco desarrolla una campaña sobre educación financiera. En lugar de crear contenido desde cero para cada plataforma, utiliza IA para transformar un artículo completo en múltiples formatos: un hilo de 8 tweets para X, 3 publicaciones para LinkedIn con enfoque profesional, 5 historias visuales para Instagram, y un guion para un video explicativo de YouTube—todo manteniendo los mismos mensajes clave pero adaptados al formato y audiencia específicos de cada plataforma.
- Creación de variaciones sobre un tema central: Una agencia de viajes quiere promocionar un destino turístico como Barcelona. Utilizando IA, genera 15 variaciones diferentes del mismo artículo base: «Barcelona para amantes de la gastronomía», «Barcelona en 48 horas», «Barcelona con niños», «Barcelona para aficionados a la arquitectura», etc. Cada variación mantiene información esencial pero enfoca el contenido para diferentes perfiles de viajeros e intereses específicos.
- Análisis de tendencias y generación de insights preliminares: Una marca de moda utiliza IA para analizar miles de comentarios en redes sociales y reseñas de sus productos. La herramienta no solo identifica tendencias emergentes (como «los consumidores mencionan cada vez más preocupaciones por sostenibilidad»), sino que sugiere insights accionables: «Las mujeres de 25-34 años valoran especialmente la transparencia sobre el origen de los materiales» o «Existe una oportunidad de enfatizar la durabilidad de las prendas en la comunicación para el segmento masculino». Estos insights preliminares son luego refinados por el equipo de marketing para sus estrategias.
Calidad, volumen y consistencia… precisamente dicha consistencia (es decir, la cualidad de mantener coherencia, estabilidad y uniformidad en el tiempo) es lo que, llevada al extremo, puede aportar un determinado grado de «deshumanización». Pero siempre se abren oportunidades…
Donde los humanos mantenemos ventaja:
- Empatía genuina con la audiencia
- Comprensión de matices culturales sutiles
- Creación de conceptos verdaderamente innovadores
- Juicio ético contextual sobre el contenido
Casos como el del Washington Post con su herramienta Heliograf ilustran perfectamente este punto. La IA genera eficientemente noticias deportivas y financieras basadas en datos, mientras los periodistas humanos se concentran en piezas de investigación que requieren perspectiva y juicio crítico.

El funnel de marketing: ¿dónde brillan los algoritmos?
Analizando el embudo de marketing de contenidos, la IA generativa muestra un desempeño desigual:
Top of the funnel (TOFU):
Aquí es donde la IA brilla con mayor intensidad. La generación masiva de contenidos informativos, posts de blog temáticos y contenido educativo básico es terreno fértil para la automatización inteligente. Herramientas como Jasper han permitido a empresas como Shopify multiplicar su producción de contenido SEO sin sacrificar calidad. También me habría permitido escribir este post mientras yo descanso.
Middle of the funnel (MOFU):
Una zona de transición crítica y a veces olvidada donde la colaboración humano-máquina ofrece los mejores resultados. La IA propone estructuras y borradores que los humanos refinan añadiendo el componente emocional y estratégico necesario para la conversión. Es el modelo que ha adoptado HubSpot, combinando contenido base generado por IA con edición humana para sus ebooks y webinars.
Bottom of the funnel (BOFU):
La parte más sensible del embudo sigue siendo predominantemente humana o, al menos por el momento, donde existe una cierta resistencia teniendo en cuenta la proximidad de la conversión a venta. Los contenidos de alta conversión, testimoniales personalizados y argumentos de venta directos requieren esa sensibilidad que las máquinas aún no dominan completamente.
Cuando los píxeles hablan más que las palabras
El contenido visual muestra claramente la evolución en curso. Comparemos dos casos:
El equipo de marketing de Airbnb utiliza Midjourney para generar conceptos visuales preliminares para sus campañas. Estas imágenes sirven como punto de partida que luego los diseñadores humanos refinan, añadiendo esos toques distintivos de la marca. El resultado: una producción visual multiplicada por cinco con un ligero ajuste en la plantilla creativa.
En contraste, Nike mantiene equipos creativos completamente humanos para sus campañas principales, donde la conexión emocional y la autenticidad resultan críticas. Su campaña «Move Like You» de principios de 2024 ejemplificaba esa profundidad narrativa que surge de la experiencia vivida, celebrando la diversidad de movimiento y expresión personal a través de historias reales de atletas de diversos orígenes. Esta autenticidad emocional y cultural es un territorio donde la IA aún no puede replicar genuinamente la sensibilidad humana.
El poder de las secuencias: orquestando el journey
Uno de los territorios más prometedores para la IA generativa es la creación de secuencias coordinadas de contenido a lo largo del viaje del consumidor. La capacidad algorítmica para mantener coherencia narrativa mientras adapta mensajes a diferentes contextos es extraordinaria.
Spotify ha experimentado con sistemas de IA que generan secuencias de correos personalizados basados en los patrones de escucha, creando un viaje de usuario que evoluciona naturalmente. El sistema propone la estructura secuencial y contenidos base, mientras los copywriters humanos aportan el toque distintivo de la marca.
«La verdadera oportunidad no está en sustituir el elemento humano, sino en utilizar la IA para escalar la personalización de forma exponencial. Las marcas más avanzadas ya no piensan en contenidos aislados, sino en ecosistemas de contenido adaptativo que la IA puede orquestar, siempre bajo supervisión estratégica humana.»
El nuevo equilibrio: ¿colaboración aumentada?
Se nos suele decir que el futuro inmediato no apunta hacia la sustitución sino hacia un nuevo modelo de colaboración aumentada, y que los mejores resultados surgen cuando la tecnología amplifica nuestras capacidades creativas en lugar de reemplazarlas. ¿Será realmente cierto, o es un wishful thinking de lo más naíf?
En cualquier caso, la clave estará en redefinir nuestro papel: pasar de ser meros productores de contenido a arquitectos de experiencias de contenido. Mientras las máquinas asumen la carga de generación a escala, los humanos deberíamos concentramos en la estrategia, la emoción y la innovación conceptual. Cómo siempre, por el camino habrá que gestionar los daños colaterales que toda transición genera.
«Esta evolución no debería ser una amenaza sino una liberación». Obviamente, eso nos van a querer hacer creer, ya que moldear percepciones puede facilitar la aceptación de algo que es inevitable. Va a existir (ya existe) una liberación de tareas repetitivas para enfocarnos en lo que realmente aporta valor diferencial: la conexión humana auténtica. No debería tratarse de «tecnología versus humanidad», pero desde el mismo momento que una sustituye a la otra, la idea de confrontación puede resultar difícil de evitar.