El networking es el arte de construir y mantener relaciones profesionales que pueden generar oportunidades en el futuro. Hasta aquí, pura teoría, ¿verdad?
Networking: construir relaciones, no acumular contactos
No se trata solo de conocer gente, sino de establecer conexiones valiosas y sostenibles en el tiempo. En el ámbito laboral, el networking puede abrir puertas que de otra manera permanecerían cerradas: desde conseguir un empleo que nunca se publicó en una oferta oficial hasta encontrar un socio estratégico con quien lanzar un nuevo proyecto.
Ejemplos de esto hay muchos. Pensemos en dos emprendedores que, sin saberlo, estaban destinados a colaborar: uno con una gran idea y el otro con la capacidad de llevarla al mercado. Se conocieron en un evento del sector, mantuvieron el contacto y, años después, crearon juntos una empresa de éxito. O el caso del profesional que, sin buscar trabajo activamente, recibió una llamada inesperada porque alguien en su red pensó en él para un puesto que nunca se hizo público. Estas historias no son casualidad, son el resultado de haber construido relaciones de valor.
La recompensa inmediata en el networking no existe. Quien se acerca a los demás esperando resultados inmediatos se frustra rápido. Invertimos en nuestra red no para obtener algo mañana, sino para ampliar nuestras opciones a medio y largo plazo: nuevas oportunidades profesionales, clientes, socios estratégicos, colaboradores clave o el acceso a procesos de selección en condiciones ventajosas.
QUERER, PODER, SABER: la secuencia clave

A menudo esperamos que nuestra red nos ayude cuando lo necesitamos, pero rara vez analizamos si la persona a la que nos dirigimos está perfectamente capacitada para ello. La capacidad de un contacto para ayudarnos depende de tres factores, que deben darse en un orden concreto:
1. QUERER
¿Realmente tiene interés en ayudarnos? Si no hemos cultivado la relación previamente, ¿qué motivo tiene para hacerlo?
2. PODER
¿Tiene la capacidad real de ofrecernos la ayuda que buscamos? Puede querer ayudarnos, pero si no tiene poder de decisión o influencia, su apoyo se queda en buena intención.
3. SABER
¿Tiene las competencias necesarias para activar su red de contactos de manera efectiva? Saber ayudar en networking no es solo hacer una presentación entre dos personas. Implica entender los tempos, identificar el momento adecuado para conectar a alguien, explicar brevemente sus capacidades de manera clara y, sobre todo, conocer bien el contexto para generar el match correcto entre la necesidad específica de una persona o empresa y la persona que puede ayudar. Además, una parte clave de esta habilidad es dominar los canales de comunicación. No es lo mismo presentar a alguien en persona en un evento, mencionarlo en una charla informal con el decisor adecuado o hacer una introducción por mensaje. Saber cuándo enviar un WhatsApp, cuándo optar por un correo estructurado o cuándo hacer un recordatorio sin resultar insistente puede marcar la diferencia entre que la conexión prospere o se pierda en el ruido del día a día. Un mal timing o un uso inadecuado de los canales pueden hacer que una oportunidad se diluya en lugar de materializarse.
Si falta uno de estos tres elementos, la ayuda no llegará. Esperar favores de contactos que no tienen interés, capacidad o información suficiente es inútil.
Tomemos un ejemplo concreto. Seguro que alguna vez hemos conocido a alguien con gran experiencia y una agenda repleta de contactos influyentes, pero que simplemente no tenía ningún interés en ayudarnos. Esa persona podía, pero no quería. En ese caso, insistir solo generará frustración.
O imaginemos lo contrario: un amigo cercano que realmente desea ayudarnos y que incluso tiene acceso a la persona clave que necesitamos conocer, pero no sabe cómo hacerlo. Quizás envía un email demasiado largo y confuso, o menciona nuestro perfil en un contexto o momento inadecuado. Quiere, y hasta cierto punto puede, pero no sabe activar su red de manera efectiva. Y si el contacto no se establece bien, la oportunidad se pierde.
Por eso, la clave está en identificar quién encaja en cada categoría y actuar en consecuencia. No se trata solo de rodearnos de contactos influyentes, sino de entender quiénes son las personas realmente dispuestas a ayudarnos, con el poder de hacerlo y con la habilidad para que esa ayuda sea efectiva.
«Es clave entender que la secuencia Querer-> Poder-> Saber es siempre orgánica. Podemos (y debemos) haberla estimulado antes, pero debe desarrollarse siempre a partir del destinatario. Obviamente, la deberemos haber activado antes, pero a veces de una forma tan simple como una llamada o un mensaje de whatsapp. Si hemos tenido que insistir en nuestras llamadas a la acción, no es orgánica y su éxito estará en cuestión.»
Networking… ¿Productivo? Ser productivo vs. ser improductivo
En un contexto profesional, ser productivo no significa simplemente hacer muchas cosas, sino hacer lo correcto en el momento adecuado para generar el mayor impacto posible. Un profesional productivo es aquel que sabe priorizar, enfoca sus esfuerzos en actividades estratégicas y construye relaciones que le aportan valor a largo plazo. En cambio, la improductividad suele estar ligada a la dispersión, la falta de enfoque y la inversión de tiempo en tareas irrelevantes o relaciones superficiales que no llevan a ningún lado. Aplicado al networking, ser productivo significa dedicar tiempo a cultivar conexiones auténticas que, en algún momento futuro, van a poder tener un retorno, en lugar de simplemente acumular contactos sin propósito ni seguimiento. Si: esto va de ROI, aunque el valor de ese «retorno de la inversión» puede ser variable pero siempre valioso.
Construcción y mantenimiento de la red
El networking no es algo que se activa solo cuando lo necesitamos. Es un músculo que se entrena constantemente. Construir relaciones requiere generosidad y constancia: aportar valor antes de pedir, compartir conocimiento sin esperar retorno inmediato, y estar presente sin que haya una necesidad urgente de por medio.
Porque el networking no se trata de tener contactos. Se trata de que los contactos quieran tenernos a nosotros.
Círculos concéntricos de valor
«Puedo tener más de 5.000 contactos en LinkedIn, pero no todos juegan el mismo papel en mi red. El networking funciona en forma de círculos concéntricos de valor: en el núcleo más cercano hay apenas diez personas, aquellas con quienes existe una relación de confianza profunda y una ayuda mutua constante. A medida que nos alejamos del centro, los contactos pueden seguir siendo valiosos, pero su impacto se diluye.»
Lo interesante es que suele existir reciprocidad en estos casos. Quienes están más cerca son los que más aportan y los que más reciben, en una relación que se alimenta de forma natural. Por eso, más allá de la cantidad de contactos que podamos tener, lo realmente importante es quiénes forman parte de nuestro núcleo y cómo cultivamos esas relaciones clave.